Muchas veces nos llegan documentos con los textos en 4 tintas, esto supone a la hora de imprimir y hay que corregirlo.
Cuando decimos que imprimimos en cuatricomía, nos referimos a que los colores resultantes en nuestra impresión son la combinación de las tintas que componen la cuatricromía. Estas tintas son: Cyan (C), el primer color básico de la cuatricromía. Una especie de azulete medio. Magenta (M), un rosa fucsia. Los científicos franceses que descubrieron la forma de producirlo le dieron ese nombre para conmemorar la victoria de Napoleón III en la batalla de Magenta (Italia). Amarillo (Y), el tercer color. Por cierto, si quieres que te tomen por profesional, adopta el tic de llamarlo siempre “allo”. Y por último Negro (K), el cuarto color. La clave de una buena cuatricromía.
La suma de los tres colores, cyan, magenta y amarillo resulta en un negro enriquecido o impuro que no nos ofrece el resultado visual que nos ofrecería la tinta negra. Por este motivo, habitualmente, debemos utilizar la tinta negra. En el caso de que no obtengamos la intensidad deseada en la impresión en negro podemos añadir un porcentaje de cyan o incluso imprimir dos veces el negro. Estos procesos podemos hacerlos en fondos, imágenes o composiciones gráficas, pero no se deben llevar a cabo cuando el archivo a imprimir está compuesto por textos. El texto debe estar a impreso a una sola tinta, bien sea negro, uno de los componentes de la cuatricromía o una tinta plana, pero lo más aconsejable es siempre que esté impreso a una tinta.
Cuando los colores de los textos están compuestos de varias tintas nos arriesgamos a sufrir fallos de registro. Estos errores se dan por la dificultad de casar o encajar una tinta sobre otra en trazos tan finos y pequeños como los que componen las grafías del texto, por lo que, cuando componemos un archivo con textos en negro debemos tener en cuenta que no sea el negro enriquecido que produce la suma de las cuatro tintas de la cuatricromía.
